domingo, 28 de marzo de 2010

Otro inmigrante

Vine a este país pensando que todo sería más simple y me encontré con una verdad que por más que muchos intentasen recordarme cuando les comentaba de mis sueños de emigrar de Venezuela, nunca podría haber entendido hasta pisar suelo extranjero en calidad de inmigrante. La realidad es esta: por mucho que tenga un pasaporte que diga que tengo la ciudadanía española, soy un venezolano nacido en Barquisimeto (lo cual se puede comprobar incluso en mi pasaporte español) y criado entre Puerto la Cruz y la capital.
Y no es que alguien me lo esté recordando por estos lares, ya que hasta el momento no me ha tocado experimentar ningún tipo de xenofobia (a menos que cuente el rechazo a mi lengua materna, el cual, aunque en muy contadas ocasiones, sí me ha tocado vivir), es que simplemente al cruzar el atlántico y encontrarse con una sociedad radicalmente distinta a aquella en la que has vivido durante 22 años empiezas a sentir y notar lo diferente que eres de todo esto que te rodea. Las tradiciones, la comida, el acento e incluso el tipo de noticias que pasan por televisión cambia y eso te hace experimentar una especie de alunizaje en el que aterrizas en este universo paralelo que por más que hubieses visitado como turista, no estabas en capacidad de comprender hasta que decidiste hacer vida en él.
Quizás lo primero que me chocó fue el tema del lenguaje. Estaba claro que en Cataluña, por más que forme parte de España, se habla catalán, pero por más que comprendiese esta realidad, nunca podría haber imaginado lo profundamente enraizado que se encuentra este idioma por estas tierras. El castellano, para las nuevas generaciones, es una segunda lengua y como tal la tratan. Ellos estudiaron en catalán, hablan en catalán con sus amigos y familiares y algunos incluso ven televisión, cine y leen libros en ese idioma, así que es de esperarse que cuando hablan contigo en castellano se les salga alguna palabra en su verdadera lengua materna o que tarden en conseguir la traducción del término que quieren usar. Creo que lo más impresionante que he llegado a escuchar con respecto a este tema fue la historia de mi profesor de Sonido, que nos contaba que no habló español sino hasta los 14 años.
Incluso con los hispano-parlantes te sientes como un completo extranjero, y es que sólo al llegar aquí he comprendido la realidad con respecto al lenguaje que utilizamos en mi país: en Venezuela se habla un dialecto derivado del castellano. Por más que yo me entienda con los españoles, hay ciertas particularidades del dialecto venezolano que cuesta explicar. Un día pedí a un profesor que le bajase el volumen a las cornetas y se me quedó viendo como si le hubiese dicho algo en arameo, y es que resulta que en España a las cornetas se les llaman parlantes. Otro día le pedí un anime a mi profesora de fotografía, pero tampoco me entendió porque aquí el anime se llama "porex". Aquí nadie sabe lo que significa Sifrino, Pajuo o Aguevoneado, así que me veo en la necesidad e usar términos como Pijo, Torpe o Lento para darme a entender. Incluso he tenido que dejar de decir "dale" para pasar a usar el "vale". Todos esos pequeños detalles te hacen notar que por más que en España hay gente que habla tu mismo idioma, tampoco esos hablan tu mismo idioma, así que terminas sintiéndote como un completo extranjero.
En fin, que me he visto forzado a hacerme entender como pueda y descubrir las particularidades de la verdadera lengua española, me ha tocado pedir direcciones en un idioma y que me respondan en otro, he sido atendido en catalán y en el sitio en el que vivo me he practicado mi inglés (pues vivo con muchos gringos). Todo un argumento para aquellos que en un futuro pretendan decirme que en Barcelona hablan castellano, igual que en Caracas.
Como bien diría Sting "soy un alien legal".

1 comentario:

Daniel Tonitto dijo...

Hola Juan Luís, aquí te mando mi versión audiovisual del inmigrante.
http://homepage.mac.com/danydo/DT%20Films/lettere.html

Mi consejo es que no te dejes impresionar demasiado por las reacciones que generes. A esa gente le chocas mucho porque no están acostumbrados a andar con gente de los países exteriores (como dirián en Alphaville) Sin embargo estoy seguro que tu visión del mundo se empezará a expandir con esta experiencia. Trata de aprovechar al máximo al tiempo que estés allá aprendiendo "algo". No te olvides de criticar a los catalanes que les hace mucha falta. Un gran saludo, Daniel Tonitto