sábado, 19 de enero de 2013

Vuelta

No quiero ser el que diga que las cosas van como pueden ir. Se me escapan las horas esperando que salgan por la puerta los minutos y me llame al móvil un titiritero con ganas de contratar a un nuevo personaje para su repertorio.
Hoy vuelvo al espacio anterior y no sé si eso que regresa es lo mismo que se fue. El problema es más grave de lo que parece, pues los nombres imponen identidades y el archivo acumula pequeños retoños que deben ser cuidados. Cada letra gira el cerrojo de una puerta puesta en un camino minado.
Un día quise verte a la cara y me encontré con el espejo. De más está decir que lo que vi no me gustó. Ahí había un nombre.
No sé si todo queda claro, pero un día me encontré con esos artefactos que parecían estar esperándome para jugar, tan lindos ellos. No supe qué decir. Quise poder hablar con las máquinas.

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