The Last Performance (De función). Documentary. English subtitles. from Jorge Tur Moltó on Vimeo.
Hace ya un tiempo logré ver este documental en la web de Hamaca (uno de esos días en los que el destino me permitió ver una pieza íntegra en ese sitio), pero es ahora que descubro que está disponible en Vimeo.
Lo que me gustó de la pieza de Jorge Tur Moltó fue lo que sé que algunos le criticaran: la simpleza. Y es que el tema en De Función, el mecanicismo extraño e intrigante de ciertos oficios humanos, ya ha sido tratado en otros documentales (puedo mencionar desde contemporáneos como Unser Täglich Brot de Nikolaus Geyrhalter hasta clásicos como Titicut Follies del gran Frederick Wiseman), pero en este caso la originalidad la encontramos en la forma en la que se trata: el uso y abuso de la cámara estática. Moltó nos presentra toda una serie de tomas dignas de los Lumière con composiciones planas en las que el movimiento no lo da la cámara sino los personajes capturados.
Los que pertenecemos a la generación que nació ya instaurada la hegemonía del televisor como principal medio de comunicación estamos tan acostumbrados a la imagen en movimiento que se nos puede hacer difícil comprender la fascinación que pudo haber generado un plano estático de la llegada de un tren, pero Jorge Tur se olvida de los avances en términos de composición, fotografía y montaje para devolvernos esa dulce inocencia que guió el trabajo de los padres del cine.
Las incidencias que esta forma de plantear la puesta en escena (o, quizás dirán algunos, la ausencia de la misma) tiene en la línea narrativa es también digna de mención. De Función no presenta una narración clásica, sino una colección de eventos que, en lo personal, me recuerdan a los diarios cinematográficos de Jonas Mekas y que parecen componer una especie de collage en el que se construye el retrato de la funeraria. Esta forma de esculpir la imagen da verosimilitud a ese discurso inocente al que antes hacía referencia.
Al final, lejos de cualquier elemento crítico subjetivo al que pueda hacer alusión, debo decir que simplemente disfruté de De Función porque me devolvió una imagen del cine que había perdido al sumergirme en mi búsqueda de recursos grandilocuentes que revolucionaran el medio, para así recordarme aquellos días en los que asumía la creación como algo libre y poco pretencioso. A pesar de que no se puede volver al pasado, sí que es bueno recordarlo de vez en cuando.
Lo que me gustó de la pieza de Jorge Tur Moltó fue lo que sé que algunos le criticaran: la simpleza. Y es que el tema en De Función, el mecanicismo extraño e intrigante de ciertos oficios humanos, ya ha sido tratado en otros documentales (puedo mencionar desde contemporáneos como Unser Täglich Brot de Nikolaus Geyrhalter hasta clásicos como Titicut Follies del gran Frederick Wiseman), pero en este caso la originalidad la encontramos en la forma en la que se trata: el uso y abuso de la cámara estática. Moltó nos presentra toda una serie de tomas dignas de los Lumière con composiciones planas en las que el movimiento no lo da la cámara sino los personajes capturados.
Los que pertenecemos a la generación que nació ya instaurada la hegemonía del televisor como principal medio de comunicación estamos tan acostumbrados a la imagen en movimiento que se nos puede hacer difícil comprender la fascinación que pudo haber generado un plano estático de la llegada de un tren, pero Jorge Tur se olvida de los avances en términos de composición, fotografía y montaje para devolvernos esa dulce inocencia que guió el trabajo de los padres del cine.
Las incidencias que esta forma de plantear la puesta en escena (o, quizás dirán algunos, la ausencia de la misma) tiene en la línea narrativa es también digna de mención. De Función no presenta una narración clásica, sino una colección de eventos que, en lo personal, me recuerdan a los diarios cinematográficos de Jonas Mekas y que parecen componer una especie de collage en el que se construye el retrato de la funeraria. Esta forma de esculpir la imagen da verosimilitud a ese discurso inocente al que antes hacía referencia.
Al final, lejos de cualquier elemento crítico subjetivo al que pueda hacer alusión, debo decir que simplemente disfruté de De Función porque me devolvió una imagen del cine que había perdido al sumergirme en mi búsqueda de recursos grandilocuentes que revolucionaran el medio, para así recordarme aquellos días en los que asumía la creación como algo libre y poco pretencioso. A pesar de que no se puede volver al pasado, sí que es bueno recordarlo de vez en cuando.
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